viernes, marzo 30, 2007







Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.

Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.

¿En qué
hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?

Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Despedida

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y
perdiendo...


Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.



Jonás G. Z

viernes, marzo 23, 2007

Pa’ no variar como todos los días, a las carreras


Con la lengua de fuera y la respiración agitada, llegué hacerle la parada a la combi que me llevaría al metro pantitlán, como lo hago todas las madrugañanas pa’ llegar a mi chamba. Como es mi costumbre, salude con un buenos días al personal que ya se encontraba abordo, y pa’ no variar, solamente un ñor de edad cansada y casaca color caqui, hizo recíproco el saludo, los demás o escuchando el iPod o de plano valiéndoles gorro. Con una actitud autómata busqué mi lugar pa’ dejarlas caer, y ni pex, que me toca en el banquito de los castigados. Ya instalado, atendí a la inquietud de mi mirada y ¡sopas perico! frente a mí, uno desos accidentes afortunados pa’ amenizar el viaje.

Una figura feminosa de piel láctea, cabellos pigmentados de dorado y menudita (¡chiiido! pienso, como si esa pendejada mental me afirmara que ya se me hizo el bisne con la morra). Ni tardo ni perezoso, cual ñero lujurioso, que empiezo a echarle el lente con lujo de detalle. Así, a la primera, noté una leve sombra pigmentada sobre sus párpados y me imagino que su noche no fue aprovechada pal descanso, tal vez ese pronunciamiento de oscuridad, se deba a que apenas existen rastros de maquillaje en su rostro. Continuo con mi inspección y deduzco que va pa’ la escul (aunque no puedo aseverarlo, pus ahí sí, pa’ que vean, no cheque si en su bolso cargaba con libros, cuadernos, o cosas así, pal estudio).

Con espíritu andariego avance sobre su territorio, me detuve un buen rato en sus manos pequeñas y blanquecinas que sostenían su bolso, de ahí, que se me revelaran sus uñas esmaltadas de un rojo carmesí, igual al de sus labios, éstos, carnuditos y de forma bien definida, el de arriba, con curvita en medio ¡sincho! así como las calcomanías, namás hacía falta que hicieran ¡mua, mua!

¡Ya no hay lugar! gritaron a coro todos los presentes, pues el güey de la combi se había detenido para cargar pasaje, y éste, no se había dado cuenta de que ya iba hasta el ful. Esto ocasionó que me desapendejara de mi carnívoro viaje, fue entonces, cuando sentí que la femimorra se dio tinta de que le he estado echando el lente, pues me puso su cara de fuchi, de ahí, que comienzo hacerle al güey dirigiendo mis ojos a lugares más comunes.

Me dediqué un buen rato a mirar a través de la ventana del colectivo, pa ver si todavía existían sobre la avenida, algunos muros ansiosos de un graffiti aca chido, pero nel, ya no existen, ahora, son puras cortinas metálicas rotuladas con las marcas de los productos que se ofertan en los changarritos (microempresas dijera el güey del Fox en su retórica institucional) que crecieron de chingadazo, así nomás, de la noche a la mañana, pues en estos tiempos, ya no hay chambas dignas y ni el salario permite ya de a perdis, irla pasando.

Después de un guato de hacerle al güey, insistí en mi acecho, pero esta vez, directiiito me fui a topar con su mirada. Sus ojos parecían como si hablaran quedito, si, así como pidiendo la atención de un alma caritativa que recibiera al menos parte de sus penas. Seguí con mi andar visual y como no queriendo la cosa, mire su busto, noté que el volumen de sus senos correspondían con la anchura de sus hombros pequeños, apeeenas y se hacían notar un par de carpitas que me apuntaban, como diciendo que era Yo, el elegido. Mi inquietud jacarandosa no terminó ahí, y llegué hasta sus piernas (no cheque lo demás pus ya estaba sentada) cubiertas por sus yins, veo que están bien nutriditas, pus ni le dan chance al aire de que se pasee en sus adentros, no se si regordetas sea la expresión correcta para esas carnes merecedoras de mis manos tentoniches. Llegué a la conclusión de que también es de cadera un poco ancha, digamos un poco frondosita.

Así me la pasé un buen guato degustando de esa ternerita alucinógena, hasta que el chofer empezó anunciarnos que le pasáramos los pasajes, pues ya mero llegaba a su destino. Antes de bajar, todavía alcancé a mirar sus pies pequeños que descansaban en unos huaraches claros con una insignia en forma de flor.



por: Peyotlapiani

martes, marzo 20, 2007

Soledad

Soy el vacío del alma,
El desgarrador silencio de una lágrima
Que recorre la ausencia de tu cama,
Que humedece las grietas de dolor.

Soy la asfixia del sueño,
El ayuno de esperanzas.
Soy la nada en un punto blanco,
La nausea de la imagen en espejo.

Soy la puerta al llanto,
La mejor publicidad de la muerte;
Tranquilidad incomoda,
Alfileres de fuego, cubos de sangre,

Peces muertos, hojas secas,
Luna llena sin luz, neblina de existencia,
Yunque en el corazón, espina del anhelo,
Muerte del porvenir, escalera sin peldaños,

Camino de vidrio, muros de dolor,
Candados de sonrisa, ataúd del entusiasmo,
Alimento de mártires, cantos sordos,
Gritos ciegos, cofre sin tesoro,

El negro más oscuro, alas rotas,
Musa de poetas, necesidad de letras,
Nudos de garganta, autoreporte de recuerdos,
Inventario de perdidas, gotas y gotas.

Soy producto de amores que se fueron,
De promesas olvidadas, de tumbas de apellido,
De oídos sordos y lenguas torpes,
De migajas de mundo.

Soledad soy tu devoto amor.
Desde las manchas de tinta, el mortal golpe de la indiferencia
Tzinacantli

LA NOCHE INTERNA

Mayo, 2005

(Cuarto Menguante)
Silencioso saldré entre la noche
como las estrellas en el cielo,
envuelto por la noche amatista,
con apariencia de luz eterna.


(Luna Nueva)
Ya el día no volverá,
hoy los planetas han dejado de girar,
olvidados por el alma que se va
a polvo estelar el universo volverá.


(Cuarto Creciente)
Todo caos primordial fue incierto,
toda consciencia una vela que ilumina,
con la luz primera
de quien nace muerto.


(Luna Llena)
...Y mi cuerpo inerte de su tumba saldrá,
con apariencia eterna,
como las estrellas en el cielo:
en la gran explosión de la noche interna.
“Logos-Circulo-Siete”
(Flores F. Arturo,)

HAMBRE Y SED -(“A ella”)-

Tengo sed,
tu de sangre cubierta, yo de un ansia cruel.
Como muerta para renacer,
putrefacta, repodrida como tres.

Corazón disecado frió y asqueroso,
como alma de mujer,
tan entregada a los humanos,
meretriz, amante del placer.

Objeto solo de carroña,
de depredadores sin rostro y sin Fe.
Tu carne podrida indigesta,
el estomago vació de mi espíritu con sed.

Tengo hambre y sed:
tu sangre coagulada, y en tu carne hiel.


“Logos-Circulo-Siete” (Flores Fuerte Arturo)

Ahora que soy Capitalista

Así es el carbón de la punta de este lápiz, mañosa, sucia, suciamente bella, complaciente, sumisa a todos mis excesos. Yo, yo al frente de la empresa más complicada, la más compleja que he conocido en este desconocimiento de mi propia persona.

La única empresa en la que el dueño soy yo, donde trabaja un gerente general que además de presumir mi nombre, presume también de de tener mi historia; a cargo del único trabajador que aquí labora, un hombre muy oscuro y de extraños rasgos de murciélago, un obrero que presume de sentirlo todo con mis ojos y de escribirlo todo con mi pluma y mis letras.

¿La empresa?, si, “mi propia vida”: aquí se llora ocho horas diarias como mínimo, sin hora de comida, ni comodidades, ni incapacidades o permisos. Se checa muy temprano y de cuando en vez; por las noches, hay que asistir a llamadas urgentes del corazón. Se almacena el dolor, las mentiras, las promesas, las heridas, los litros de sangre, la nostalgia, la melancolía y la angustia en la bóveda de la autoestima, se lavan a diario los recuerdos, con las saladas gotas que escurren por la fachada de la empresa. Se desarruga el pasado con el calor de los alaridos, se riegan las cicatrices con las esperanzas perdidas y se cocinan en un lugar aparte las ilusiones.

Aquí se bombean cantidades enormes de sangre, pues la probabilidad de que se seque el inmueble es cada vez más alta. Se reciclan las lagrimas de la mañana, pues siempre se reocupan en las interminables noches, en los obligados turnos nocturnos que no se remuneran. Todos y cada uno de los días hay que construir pilares para el sostén del edificio, pues son sus muros cada vez más débiles por las perennes sacudidas.

Además de todas y cada una de las labores descritas, es ponderable e imperante que: en algunas ocasiones de la semana, se convoque a incansables juntas, donde se discute (casi siempre melancólicamente), la forma en la que se han de tatuar las hojas con las interminables manchas de tinta.

Desde la manchas de tinta, el mortal golpe de la indiferencia

Tzinacantli

martes, marzo 06, 2007

8 de Marzo Día Internacional de la Mujer

“Son cosas que desgraciadamente ocurren en la sociedad"

Por: Arbol

Soledad Atzompa, Veracruz, México.

Ernestina Ascensión Rosario, de 73 años de edad, murió la mañana del lunes, 26 de febrero, a causa de lesiones en diversos órganos vitales, originados por una violación múltiple, cometida presuntamente por elementos del Ejército Mexicano en la comunidad de Tetlacingo, del municipio de Soledad Atzompa.

El informe del médico forense detalla que Ernestina Ascensión murió por fractura de cráneo, hemorragias internas y sangrado anal propiciado por una penetración múltiple. Por ello se inició la investigación asentada en las averiguaciones previas 140/07 y 471/07 en la Agencia Especializada en Delitos Sexuales y en la Agencia del Ministerio Público Investigador, respectivamente.

En las varias horas que duró su agonía en el hospital, a donde la llevaron luego de ser encontrada en muy mal estado el domingo en su vivienda, Ernestina culpó a los soldados por la agresión. Relató que fue golpeada, maniatada y violada por 4 militares.

Ante el hecho, los habitantes de esta comunidad náhuatl de la sierra de Zongolica amenazaban con linchar a los soldados que, en repetidas ocasiones, han abusado de la población indígena de esa región.

Los soldados acampados en la zona, pertenecientes a la 26 zona militar, permanecen desde hace más de un año en diversos puntos de la sierra de Zongolica debido a la presunta existencia en esa región de células del Ejercito Popular Revolucionario (EPR) y del Ejército Revolucionario de los Pueblos Indígenas (ERPI).

Apenas el 2 de febrero, elementos de la 26 Zona militar, en completo estado de ebriedad, habían destruido algunos cultivos de hortalizas y agredieron físicamente a los propietarios de las parcelas, por lo cual representantes del 63 Batallón de Infantería se vieron obligados a cubrir una indemnización de dos mil pesos a cada uno de los 6 afectados.

Indignados por la violación y homicidio de una anciana presuntamente por cuatro elementos del Ejército Mexicano, la mañana de ayer al menos 3 mil indígenas de Zongolica exigieron al gobernador del estado, Fidel Herrera Beltrán, el castigo a los responsables y el retiro de las fuerzas armadas acampadas en distintos puntos de la zona serrana.

Este episodio no es aislado, no solo por que se da en el contexto de una militarización subvertícia del país, como una supuesta estrategia para combatir al narco, sin embargo es evidente que su verdadero objetivo son los grupos guerrilleros y las zonas de mayor inestabilidad, donde pudieran darse movimientos sociales producto de la pobreza, la marginación y la sobre explotación; sino también por el alto grado de descomposición social, manifiesto principalmente en forma de violencia ejercida contra los sectores más vulnerables, como son: indígenas, mujeres, indigentes, niños, etc..

En una sociedad individualista que promueve la competencia entre sus miembros, bajo el paradigma de la producción y el consumo, la competencia se da no solo al nivel socio económico, sino también en la esfera de lo moral, es decir de los valores. Cuando un sujeto compite con sus pares y es desplazado o desechado su autoestima se devalúa y el sujeto se frustra, comúnmente la frustración se vuelca sobre quien se tiene o se siente tener alguna autoridad; buscando reestablecer su autoestima mediante el sometimiento y humillación de los más débiles, en un intento de reafirmar su superioridad.

Este es el trasfondo en el caso de los feminicidios en todo el país, no solo en ciudad Juarez, en donde mientras las mujeres son contratadas preferentemente por las maquiladoras, no solo por la especialización socialmente asignada a ciertos empleos, sino por las ventajas que trae a los patrones contratar mujeres:pues comúnmente son más rápidas, confiables, eficientes; además les pagan menos y las pueden correr por embarazo, aunque no sea un motivo reconocido por la ley; como consecuencia los hombres se frustra, pues socialmente se les asigna el rol de proveedores. Esa frustración, producida por las empresas, se convierte en violencia, sobre todo cuando está acompañada de drogas y alcohol.

Esto no niega la posibilidad de que existan asesinos seriales, redes de pornografía o de videos snof, por el contrario, lo posibilitan; pues la violencia desensibiliza a quien la ejerce, provocando un círculo vicioso de violencia, que culmina visualizando a los demás como objetos que pueden ser utilizados para el propio beneficio hedónico o económico.

Si a esto le añadimos las respuestas de las autoridades quienes no solo niegan el origen de la violencia, sino que incluso la fomentan al difundir el sexismo y el machismo por los medios masivos de información. La simulación salta ala vista con las comisiones investigadoras que nada investigan y a nadie informan, siendo los familiares quienes realizan las investigaciones de sus propias acusaciones y denuncias. Sin dejar de mencionar que en ocasiones, como en Atenco y Oaxaca son los policías y militares quienes por ordenes superiores arremeten brutalmente contra la población, mediante estrategias militares de contrainsurgencia con el objetivo de intimidar y provocar incertidumbre, inseguridad, desorientación, miedo, desconfianza, incredulidad, indignación, confrontación, culpa y reproches que engendran la división y minan la posibilidad de solidarización.

En los casos que hay testigos, existe una nula confianza en la autoridad, y la escasa información de los ciudadanos, que no saben a dónde recurrir cuando se enteran de este tipo de violencia, permiten que se siga generando. Hay que resaltar que es por la impunidad generada por el gobierno y las autoridades encargadas de procurar e impartir justicia, que en México se crea que se tienen derechos para matar a una mujer por el hecho de ser mujer, y no por causa de la influencia de estupefacientes.

Ante esta situación, en nada ayudan a terminar con esta ola de crímenes, declaraciones como las hechas por el alcalde de Juárez, cuando señala en conferencia de prensa sobre los asesinatos contra mujeres que "es imposible poder prevenir este tipo de crímenes, -porque- uno nunca se puede enterar de lo que pasa dentro de cuatro paredes". Esto es, confina al ámbito privado, un asunto que por la naturaleza de sus hechos es eminentemente público. Dicho de otra manera, no es ocultando ni negando este tipo de acontecimientos, como podemos resolverlos.

Esta es la oportunidad para hacer efectiva, en los hechos y no sólo en el discurso, la nueva Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, encaminada a proteger a las mujeres mexicanas, promulgada para que haya más justicia y menos impunidad.

En el caso de Ernestina, la Procuraduría estatal anunció la instalación de una mesa de diálogo con las organizaciones indígenas y autoridades municipales para impedir cualquier acción de los lugareños en contra de los militares apostados en la zona; pues amenazaron con linchar a los responsables, quienes se encuentran a disposición del Ministerio Publico

Y ante la delicada situación, Carlos Francisco Mora Domínguez, subsecretario de Seguridad Pública, aseguró que este “acontecimiento” no interferirá en las relaciones entre el estado y las fuerzas militares, así como tampoco en el Programa de Seguridad Federal, impulsado por Felipe Calderón, que se pretende realizar en Veracruz.

Minimizando el hecho, dijo: “son cosas que desgraciadamente ocurren en la sociedad”.

Con información de:

Laura Castro Medina / corresponsal (Comunicación e Información de la Mujer AC)

y

Malú García Andrade
Nuestras Hijas de Regreso a Casa

http://www.mujeresdejuarez.org/

Tel. (52-656) 207 1211 y 620 2973 ------ celulares 638 5640 y 168 2964