¿Sabes? No es fácil dejar ir el amor,
Tengo ganas de correr un maratón de tequila y amanecer con una laguna mental permanente.
¡Duele!
Discúlpame; necesito no pensar en ella ya más.
Si te parece que exagero, y que no hay nada de original en mi forma de olvidar; te exhorto que no me mires; y en está carrera me dejes participar.
Seguramente, recién comience este maratón, el recuerdo de su efigie se antepondrá en mi carrera; lo cual me incitara para poder llegar pronto a mi meta: El fondo de la botella de tequila.
Tres rondas, seguramente llevare, y el celular comenzara a darme comezón en el bolsillo del pantalón, y mi mano querrá sacarle de su prisión de algodón; para rascarle los números, y tu número telefónico ramente un poco torpes, ya habrán marcado.
Probablemente, haré sonar, en una o dos ocasiones, el timbre de tu celular. Colgaré inmediatamente; pues en esa primera tentativa, sólo habré de “decirte” a mi manera: Estoy pensando en ti.
Para cuando haya alcanzado la mitad del recorrido; mis neuronas comenzarán a percibir tintes de realidades distintas a la cotidiana. Las lámparas brillaran, en apariencia, con una luz más nítida. Los sonidos se volverán más puros y se mezclaran hasta formar una melodía ecléctica.
Cuando todo lo anterior empiece a manifestarse gracias al efecto de mi bebida etílica, seguramente tu recuerdo pese más a mi soledad, y al no poder más contener este peso sobre mi espíritu; mis dedos, una vez más se deslizarán entre mi bolsillo, para alcanzar mi teléfono celular.
Más si eso ocurre, ya no solamente me conformaré con hacerte saber que estas viviendo en mi mente. ¡No, en esta ocasión, voy a querer escuchar tu voz! Más eso puede convertirse en un peligro para la empresa que me he propuesto desde un principio: Olvidarte y ya no amarte.
Para no interrumpir mi carrera, avivare el paso, para así poder alejar tus ojos de la memoria mía.
Si fracaso en mi intento por dejar en mi mente, tan sólo esa sensación de que algo importante se perdió durante ese maratón; probablemente estaré de nueva cuanta, escribiendo más sobre lo que aún siento por ti.
Paul De la Cruz Manjarrez Ruiz
(Zairus)
Tengo ganas de correr un maratón de tequila y amanecer con una laguna mental permanente.
¡Duele!
Discúlpame; necesito no pensar en ella ya más.
Si te parece que exagero, y que no hay nada de original en mi forma de olvidar; te exhorto que no me mires; y en está carrera me dejes participar.
Seguramente, recién comience este maratón, el recuerdo de su efigie se antepondrá en mi carrera; lo cual me incitara para poder llegar pronto a mi meta: El fondo de la botella de tequila.
Tres rondas, seguramente llevare, y el celular comenzara a darme comezón en el bolsillo del pantalón, y mi mano querrá sacarle de su prisión de algodón; para rascarle los números, y tu número telefónico ramente un poco torpes, ya habrán marcado.
Probablemente, haré sonar, en una o dos ocasiones, el timbre de tu celular. Colgaré inmediatamente; pues en esa primera tentativa, sólo habré de “decirte” a mi manera: Estoy pensando en ti.
Para cuando haya alcanzado la mitad del recorrido; mis neuronas comenzarán a percibir tintes de realidades distintas a la cotidiana. Las lámparas brillaran, en apariencia, con una luz más nítida. Los sonidos se volverán más puros y se mezclaran hasta formar una melodía ecléctica.
Cuando todo lo anterior empiece a manifestarse gracias al efecto de mi bebida etílica, seguramente tu recuerdo pese más a mi soledad, y al no poder más contener este peso sobre mi espíritu; mis dedos, una vez más se deslizarán entre mi bolsillo, para alcanzar mi teléfono celular.
Más si eso ocurre, ya no solamente me conformaré con hacerte saber que estas viviendo en mi mente. ¡No, en esta ocasión, voy a querer escuchar tu voz! Más eso puede convertirse en un peligro para la empresa que me he propuesto desde un principio: Olvidarte y ya no amarte.
Para no interrumpir mi carrera, avivare el paso, para así poder alejar tus ojos de la memoria mía.
Si fracaso en mi intento por dejar en mi mente, tan sólo esa sensación de que algo importante se perdió durante ese maratón; probablemente estaré de nueva cuanta, escribiendo más sobre lo que aún siento por ti.
Paul De la Cruz Manjarrez Ruiz
(Zairus)
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