jueves, febrero 08, 2007

El cine sangriento y colonial

Apocalypto de Mel Gibson

The Nation

Traducción: Tania Molina Ramírez

Rosado May, ex rector de la Universidad de Quintana Roo y es bisnieto del general Francisco May, último líder mayas durante la Guerra de Castas, quien firmó el Tratado de Paz entre los pueblos mayas y el gobierno federal mexicano. Actualmente eldoctor es investigador visitante de la Universidad de California, en Santa Cruz. Es doctor en biología y no sólo ha "vivido en la cultura maya desde que nació", sino que además ha leído "extensamente" sobre el tema. El investigador afirma que el filme sacia apetito de quienes gustan de la violencia y refuerza ideas erróneas sobre los mayas:

El día del estreno en Estados Unidos (8 de diciembre), Rosado May fue a ver la pelicula de Mel Gibson, sobre la caída del imperio maya. "Apocalypto es una cinta de ficción estilo Hollywood que refuerza las creencias generalizadas, pero erróneas de la cultura maya", describió el biólogo, a solicitud de este diario, en un extenso escrito. "Sacia el apetito de personas interesadas en fortalecer con bases falsas sus creencias sobre una cultura o de quienes gustan de la violencia por la violencia. Definitivamente no es para personas preparadas y de mente crítica".

En la cinta "se teje una percepción de una sociedad violenta, de guerra continua, de sed de sangre, de sacrificios humanos y de conductas despiadadas. 'Estos factores explican su colapso como cultura', escuché decir a varias personas que vieron el filme. "Quizá demenciados por el libro Collapse, de Jared Diamond, la creencia común es que la cultura maya colapsó de la noche a la mañana y que la causa principal fue la gran cantidad de guerras entre los señoríos, aunado a que la clase gobernante ya no pudo cumplir con promesas de bienestar al pueblo, por lo que éste se rebeló".

Pero, argumentó Rosado May, si no "lograron unificar todos los señoríos, ¿cómo pudieron tener la coordinación suficiente para lograr avances tan significativos en matemáticas, astronomía, política, agricultura, arquitectura, ingeniería?; ¿cómo tuvieron suficiente tiempo para desarrollar tales conocimientos si estaban ocupados haciendo guerras?" Un sólo señorío hubiera sido incapaz de hacer todas estas contribuciones.

Por otro lado, "argumentar que si una clase gobernante no cumplía con sus promesas el pueblo lo podría derrocar suena a influencia del concepto de democracia actual. La clase gobernante maya tenía relación con los dioses, por tanto no era el resultado de una elección".

Un maya difícil de entender

Rosado May dijo que las críticas positivas que ha leído sobre Apocalypto tienen que ver con los efectos especiales, el maquillaje y, sobre todo, "a la posibilidad de que haga más popular al maya yucateco: que quienes lo hablan se sientan orgullosos y que más personas quieran aprender el idioma". Pero no cree que vaya a ocurrir esto, porque para empezar "a excepción de dos personajes (un anciano y una niña), los demás hablan un maya yucateco difícil de entender": no tienen una adecuada gramática y "sí mucho acento extranjero. Dudo que un monolingüe maya yucateco pueda entender todos los diálogos". Si bien "hay que aplaudir el esfuerzo de los actores, en su mayoría nativos de Estados Unidos, por aprender o memorizar (frases) en maya", su trabajo "dista mucho" de ser de gran calidad.

Por otro lado, Rosado May detalla inconsistencias históricas y del medio ambiente. Por ejemplo, aparecen elementos que no son de la época, como el bambú, o "perros que no tienen las características de los nativos de América" o la pantera negra que "no forma parte de la fauna de la región".

Puerta a la educación intercultural

A raíz de "la influencia del método científico en nuestra educación occidentalizada, la mayoría prefiere explicaciones sencillas de fenómenos complejos. Es por eso que la gente suele quedarse con explicaciones del tipo: 'La cultura maya colapsó porque tenía señoríos divididos; porque eran violentos, sanguinarios y hacían la guerra entre sí; porque los pueblos se rebelaron contra los gobernantes que no cumplieron promesas'. Ninguna de estas explicaciones "refleja la complejidad de factores". Sin embargo, el investigador mantiene la esperanza de que "nuevas investigaciones abran camino para nuevas explicaciones y a nuevos procesos de construir conocimientos. Para esto es necesaria la interculturalidad, no solo la multiculturalidad; es necesario abrir la puerta a la educación intercultural".

Reacciones

Si bien cada palabra pronunciada en Apocalypto, de Mel Gibson, es en maya yucateco, "el verdadero lenguaje de la cinta es el de Hollywood", publicó The New York Times el pasado viernes, día del estreno en Estados Unidos. Así como The New York Times, los otros diarios principales en aquel país le dedicaron a la cinta primeras planas de sus secciones de espectáculos o cultura. Varios textos coinciden en señalar la sangrienta obsesión de Gibson y, en cambio, que no da cuenta de los impresionantes logros mayas en cultura y ciencia.

"A pesar de su genuino talento para trasladarnos a otro tiempo y espacio, un don que bajo otras circunstancias valdría la pena vivir, Gibson hizo una película que bien puede ser recomendada sólo para espectadores que tienen la tolerancia hacia el salvajismo repugnante de un comandante de un campo de concentración", escribió Kenneth Turan, en Los Angeles Times. Al final del texto, afirma que si bien Gibson quiso advertir al hombre moderno que si no se cuida podría pasarle como a los mayas (la cinta abre con la cita: "Una gran civilización no es conquistada desde el exterior hasta que se haya destrozado a sí misma desde el interior"); "la realidad de Apocalypto es que es la primera prueba de la podredumbre interior por la cual Gibson está preocupado. Si nuestra sociedad está en peligro moral, la cantidad de nauseabunda violencia que creemos que está bien exhibir en pantalla es un aspecto importante de este declive".

La revista Arqueology señala: "Pensar que una película sobre las mil maneras en que un maya puede matar a un maya (hace sólo 10 años, en Guatemala, eran sistemáticamente exterminados simplemente por ser mayas) está bien, es entretenido o ayuda, es el epítome de una fantasía occidental de supremacía que encuentro triste y, en última instancia, pornográfico".

En su primer fin de semana, Apocalypto llegó al primer lugar de taquilla en salas estadunidenses. Recaudó 14.2 millones de dólares en 2 mil 465 salas.

The New York Times concluye: "Hay una tendencia, al menos entre los periodistas, de tomar a Gibson como un monstruo o un genio: opción falsa que él mismo parece intentar promover... pero su persistencia revela la verdad acerca de esta astuto cineasta con mentalidad sangrienta. Es un entretenedor. Se le hará publicidad y se le pagará".

Earl Shorris escritor, editor, junto con Miguel León-Portilla, de In the language of kings: an anthology of Mesoamerican literature, pre-Columbian to the present (Norton). Recibió la National Humanities Medal y la Condecoración de la Orden del Aguila Azteca. Opino al respecto que en el reparto y producción de su cinta, Mel Gibson fortalece el prejuicio racista la gloria de la cultura maya no puede figurar en una película de persecuciones.

En la península de Yucatán, donde muchos de los mayas de México viven, hay una historia frecuentemente contada sobre gente como Mel Gibson, cuya sangrienta película en maya yucateco, Apocalypto, se estrenó el 8 de diciembre (en Estados Unidos. En México se estrenará el 19 de enero). La primera vez que escuché la historia fue en voz de Miguel Angel May May, un hombre alto entre los mayas, de unos cuarenta y tantos años de edad, guapo, con una cabellera ligeramente gris. Habla maya yucateco de una manera tan elocuente que cuando jóvenes que han comenzado a perder su idioma y cultura lo escuchan por primera vez, derraman lágrimas por lo que fue y lo que puede ser en Yucatán.

May May cuenta la historia con el mismo tipo de coraje y orgullo que Gibson trató de retratar con sus héroes escoceses en Braveheart y los pícaros postapocalípticos en Mad Max: "Un maya, de clase media, como yo, entró en una agencia de la Ford aquí en Mérida. Quería comprar una pick up nueva. Estaba bien vestido, pero, claramente era maya. El vendedor le ofreció 10 pesos por lavar la camioneta", dijo May May. Es una experiencia común para la gente de color en un mundo blanco. Yucatán no es un mundo completamente blanco, sin embargo, de todos los grandes grupos étnicos en México, los mayas sufren el más terrible prejuicio. En México, en lenguaje prejuicioso, se dice que los mayas son gente de cabeza grande y sin cerebro, demasiado chaparros, demasiado oscuros, y con un extraño e irrisorio acento español. Gibson aceptó el estereotipo y lo adornó.

Es necesario comprender el mundo maya tal como existe ahora para que uno entienda qué tan racista fue la acción cometida por Gibson al hacer esta nueva película. Quizá por haberse dado cuenta de lo que se le hizo a los mayas en la cinta, Gibson ha estado buscando aliados entre los latinos y los indígenas estadunidenses. Incluso llegó a decirle a la revista Time: "La exaltación del miedo que retratamos en esta película me recuerda un poco al presidente Bush y sus cuates". La ironía más amarga del colonialismo. De hecho, Gibson se metió en una delicada situación cultural y quizá haya hecho añicos mucho de lo que los pueblos indígenas, los historiadores y los lingüistas han construido en años recientes. El prejuicio étnico es tan marcado en Yucatán como en cualquier otro lugar en América. Lo he visto en acción en las comunidades mayas y en las ciudades y en las playas.

Cuando el Clemente Course (que educa a los indígenas y a los pobres en siete países) impartió su primera clase sobre la lengua maya y las humanidades en el pequeño poblado de San Antonio Sihó, los estudiantes me dijeron que cuando tomaban el camión a Mérida (un viaje de más de 80 kilómetros) tenían miedo de hablar en maya, no fuera la gente a pensar que eran unos estúpidos indígenas (mayeros). Tras dos años de estudio, José Chim Kú, el estudiante líder de la clase, dijo: "Ahora, cuando viajo en camión, sólo hablo en maya". El profesorado, incluyendo a May May, se tardó dos años en lograr el cambio, porque los mayas han internalizado su reciente historia. Y, al igual que las demás personas que viven en el violento espejo del odio racial y étnico, sufren por su sufrimiento. Es la ironía más amarga del colonialismo.

En la película Apocalypto, que Gibson asegura hará que el idioma maya "de nuevo sea cool", hay muchos papeles importantes. El protagonista es un guapo y ágil joven, un bailarín de Oklahoma llamado Rudy Youngblood. Tiene antepasados indígenas, pero no es maya, y, como la mayoría de los otros papeles estelares, no es un actor profesional. Ninguno de los otros cuatro papeles principales es interpretado por mayas. Según Gibson, son interpretados por gente de Estados Unidos, y los otros papeles estelares son de la ciudad de México o de Oaxaca. Sin embargo, cada palabra pronunciada en la película es en maya yucateco, un idioma difícil de aprender o siquiera imitar, porque es tanto tonal como acentuado.

No es que Gibson haya tenido pocos mayeros entre los cuales escoger. Hay más de un millón de mayas en México y más de 100 mil son monolingües hablantes de maya yucateco. Sin embargo, Gibson no escogió ni un maya para un papel estelar. Al hacerlo, hizo una película que refuerza el prejuicio contra los mayas, quienes han defendido su autonomía cultural tan ferozmente como cualquier otro pueblo del planeta. Rechazaron al español Francisco de Montejo dos veces, antes de que ocupara parte de la península en 1527. Siguieron librando batallas campales contra la dominación cultural y política europea hasta el fin de la Guerra de Castas a principios del siglo XX. Y aún ahora, organizaciones militantes en la profundidad de la selva del estado de Quintana Roo practican rituales antiguos y resisten la hegemonía cultural y política occidental, incluyendo el calendario gregoriano. Pero nunca han sido atacados por Hollywood.

La cultura no vende boletos

Al igual que los dueños de los hoteles que bordean las bellas playas de Cancún y Cozumel, Mel Gibson no contrató a ningún maya para trabajar en su proyecto, a excepción de los papeles más pequeños. Los nacionalistas mayas piensan que los hoteles y los paquetes turísticos que usan la palabra "maya" o "mayaland" (una traducción de mayab) deberían de pagar por lo que se apropian. El patrimonio maya, dicen, no es ni oro ni plata, ni grandes extensiones de tierra fértil; sólo tienen su historia, su cultura, a sí mismos. Así como los dueños de los hoteles traen desconocidos a Yucatán para hacer todo menos trabajos de lavandería y de mantenimiento, Gibson trajo desconocidos para quitarles a los mayas los papeles buenos. En una entrevista dijo que escogió gente que "se veía como uno imaginaría que debía verse". Pero he visto fotos de Rudy Youngblood, y no se parece a ningún maya que haya visto. Uno sólo puede atribuir la elección de Youngblood y los otros no-mayas a los estereotipos que Gibson ha adoptado.

En la elección del reparto y la producción de la película, Gibson reforzó un concepto colonialista de los indígenas que ha existido durante mucho tiempo en México. La antigua cultura maya era extraordinaria, tal como ahora lo reconoce el resto del mundo. Los mayas inventaron uno de los pocos sistemas originales de escritura fonética (estamos familiarizados con el sistema chino y el que culminó en la escritura latina). Trabajaron con el concepto del cero mucho antes de que se conociera en Europa. Eran magníficos astrónomos. Su arte y arquitectura ahora son conocidos y estudiados en el mundo entero. También es cierto que eran guerreros y que hacían sacrificios humanos, aunque no a gran escala, como los mexicas.

Su habilidad para llevar a cabo obras militares y civiles a gran escala era impresionante. La literatura maya tiene una gran y larga historia, desde las antiguas palabras talladas en piedra hasta el Pop Wuj (Popol Vuh) y los libros pos-invasión del Chilam Balam a los poemas del siglo XVIII (Kay Nicte, Canción de la Flor, y otros) a obras contemporáneas, incluyendo la brillante poesía de Briceida Cuevas Cob, en maya yucateco, y de Humberto Ak'abal en ki'che y las encantadoras fábulas de Miguel Angel May May.

La cultura no vende boletos. La violencia sí. Gibson hizo lo que él llama "una película de persecuciones". Así como vimos a su escocés destripado y su Jesús apaleado hasta ser una masa sangrienta, ahora veremos a un joven maya escapar corriendo por la selva, y al que le arrancan del pecho su corazón aún palpitante. La filosofía social de Jesús no encontró un lugar en la Pasión de Cristo, de Gibson, y la gloria de la cultura maya no puede figurar en una película de persecuciones. "¡Sangre! ¡Más sangre!", gritó Gibson durante la filmación.

Según el calendario maya, el mundo llegará a su fin en 2012, pero ya ha habido cuatro creaciones en la visión maya del cosmos y no hay ninguna razón para pensar que no esperaban otra. Para el título de su película, Gibson escogió una palabra griega relacionada a las ideas en el Libro de la Revelación: apocalipsis. Gibson ha intentado vender la película como una alegoría, usando la caída de la civilización maya para representar la guerra en Irak. Pero no se trata sobre Irak y el fin del periodo clásico maya tuvo lugar muchos siglos antes del periodo que Gibson escogió para su película. El único significado profundo que uno puede extraer de la película es que hay una estrecha relación entre racismo y violencia.

El mensaje de la producción es que los mayas son personas inaceptables; no queremos verlos como lo que son ahora y los despreciamos por lo que fueron entonces.

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