por: Arbol
El terror no es un género del séptimo arte, es un estado de saturación mental producido por algo o alguien que causa un miedo incontenible. Este, surge por la incapacidad real o imaginaria de alejarse del estimulo aberrante, combinado con la angustia de la duración; la incertidumbre de la propia vida y el dolor por la intensidad del estimulo. Esto puede derivar en pánico, un reflejo de evasión de la realidad, como respuesta orgánica ante un conjunto de estímulos simultáneos, que el cerebro no puede integrar y provoca un apagón en el sistema, resultando en un periodo de amnesia por estrés.
Este reflejo puede tener un valor adaptativo, ya que si el sujeto sobrevive al evento procurara alejarse de la fuente de tal estimulo y cualquier cosa que se lo recuerde. Esta es la característica que tratan de explotar los profesionales del terror, los aterrorizadores.
El cine no puede provocar terror, lo que hace es explotar el boyerizmo y el morbo de la violencia, la angustia que causa lo desconocido o el temor que causa la posibilidad de estar sujeto a la violencia o la angustia. El terror es el miedo a lo inminente. Existen eventos en la ontogenia del sujeto que pueden provocar tal sentimiento: una araña o una caída, las agujas, algún trance traumático por accidente, secuestro, robo con violencia o abuso sexual.
Los aterrorizadores pueden ser objetos o animales, sin intención; hay sujetos que su intención es bloquear a la victima, para que no lo denuncie y su inmundicia quede impune; pero también hay sujetos que son contratados para provocar terror en otros y disuadirlos de cambiar sus conductas, ideas o actitudes. Este tipo de terror es ejercido por grupos de poder que intentan imponer, mantener o ampliar su voluntad sobre los demás. Estos son los denominados terroristas, pero este termino a sido empleado por el sistema económico-político-social, para señalar a los grupos disidentes que se oponen a los designios del sistema. Los disidentes del sistema utilizan este término con el epítope de estado, para señalar su origen y su destino.
Las practicas de terrorismo civil, es focal sobre empresas, instituciones o funcionarios que se caracterizan por la aplicación de políticas contra los sectores más populares, aunque en ocasiones se opta por acciones difusas, dirigidas a causar terror en las masas, atacando centrales de transporte publico, centros comerciales, plazas públicas, instalaciones eléctricas o redes de agua y drenaje.
El terrorismo de estado comúnmente es focal, dirigiéndose contra individuos y popularmente se conocen como calentada, pero ésta no busca obtener la confesión de algún secreto, sino que al igual que en los tiempos de la inquisición se busca la aceptación del inculpado de haber obrado mal y la resignación de la pena merecida; es decir el arrepentimiento de sus actos, ideas o actitudes que ofenden al Dios-Estado. Para lo cual se valen del dolor provocado por compresión, laceración, luxación, fractura, amputación, ahogamiento y un largo etcétera. La manifestación difusa esta a cargo de las instituciones públicas y particulares que se encargan de administrar la pobreza, la enfermedad y la injusticia.
Evidentemente el terror no solo es físico, sino que busca ser psicológico, es decir pretende interiorizarse en el individuo enganchándose y conflictuándose con sus atavismos morales, y sociales; bien o mal, libertad, democracia, individualidad, etc. Esta modalidad es controlada por los medios masivos de información, quienes emiten un cóctel de estímulos diversos y contradictorios, que buscan saturar y confundir, gestando una sensación de soledad, abandono e indefención ante la inmensidad del mundo que les rodea. Lo que activa el reflejo de fuga mental, denominado entretenimiento, que bloquea el dolor, la angustia y la incertidumbre.
Otro objetivo del aterrorizador es la construcción del odio, contra el torturador, contra el sistema represor, contra sus semejantes, contra la sociedad, contra la familia, contra si mismo y las conductas, ideas y actitudes que lo llevaron a tal experiencia. Sin embargo este sentimiento debe ser apagado por propia voluntad, pues el odio consume la razón y nubla las ideas, impidiendo la identificación del enemigo.
El animo del torturado debe ser de compasión por el hombre que no es libre de su actuar, por hipócrita conveniencia o por sadismo enfermo; de entendimiento del sistema que trata de ser absoluto y no puede contener la mente humana; de pena por las personas que creen que son libres y solo eligen lo que les permiten elegir; de lastima por una sociedad que se construye con la imposición de las ideas; de amor por los seres queridos y de orgullo por uno mismo, pues se ha demostrado ser un hombre libre que es declarado enemigo de una sistema injusto e inhumano.
El aterrorizador, ese pobre sujeto sin voluntad, fue entrenado en las artes del dolor y en la deshumanización, con el único objetivo de destruir la identidad individual y colectiva del humano (hombre-mujer). Para lograrlo, cuando considera que ya le ha provocado suficiente dolor físico procede al psicológico, los límites quedan rebasados y las categorías no alcanzan para describir el abuso. El aterrorizador sabe cuales son las partes más sensibles del cuerpo, que causaran lesiones, en su mayoría internas y un dolor prolongado. Pero también sabe cual es la parte más fuerte, por ello la atacan con más saña y brutalidad.
El placer es el estado mental que se contrapone al dolor de manera natural, cuando aquello que causa placer es trastocado la mente-cuerpo del individuo también lo reciente. El aterrorizador también lo sabe y por ello utiliza todos los centros de placer para causar terror físico y psicológico. El cuerpo y la mente son su objetivo y la vía más corta es por el sexo.
El terror por la vía sexual es reservado para los eslabones más fuertes de la cadena; las mujeres, no solo por su alto umbral al dolor y su facilidad para controlar la entrada y salida del apagón (trance), sino porque son ellas las que transmiten lo aceptable y no aceptable en la sociedad. También los hombres consecuentes y valientes son sujetos al terror sexual, pues al mismo tiempo se ataca al cuerpo y la mente. Aunque el cuerpo y la mente son uno solo, el cuerpo es débil y sede ante la fuerza, pero la mente puede desprenderse y resistir cualquier fuerza física.
No se trata de aprender a ser mártires, sino de estar seguros de que utilizaran todos los medios disponibles para doblegar tu voluntad. Pero la mente es el lugar privado en donde solo nosotros tenemos la llave, la fuerza de nuestras convicciones y el poder de nuestros sueños atrancan la puerta. Y cuando el espíritu muera aumentaran las trancas y se serraran más puertas.
Porque la razón esta del lado de l@s explotados.
Porque ser un disidente del sistema es ser un hombre-mujer libre.
Porque por cada hombre-mujer encarcelad@ y torturad@, aumenta la disidencia.
Porque la sangre y el sudor del pueblo son los únicos motores de la sociedad.
Porque la sed del pueblo no se apague hasta lograr democracia, justicia y libertad.
PRESOS POLITICOS LIBERTAD
1 comentario:
muy buena explicacion del significado del terrorismo. me sorprendio la parte del escape al entretenimiento, es muy interesante como desarrollas esa idea.
saludos
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